lunes, 1 de abril de 2013

El acoso escolar- Bullying


El acoso escolar (también conocido como hostigamiento escolar, matoneo escolar o por su término inglés bullying) es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares. Los protagonistas de los casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia (12-14 años), siendo ligeramente mayor el porcentaje de niñas en el perfil de víctimas.
El acoso escolar es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor sume a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros.1
Este tipo de violencia escolar se caracteriza, por tanto, por una reiteración encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de poder en tanto que es ejercida por un agresor más fuerte (ya sea esta fortaleza real o percibida subjetivamente) que aquella. El sujeto maltratado queda, así, expuesto física y emocionalmente ante el sujeto maltratador, generándose como consecuencia una serie de secuelas psicológicas, es común que el acosado viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana
El acoso escolar suele ser un problema en el que por demás hace falta amor y confianza de padres amigos y profesores de los muchachos que sufren y generan violencia.
Los jóvenes son la generación del mañana, por ello es muy importante que reciban una educación libre de violencia, el costo del bullying en términos económicos es alto, pero en términos de sufrimiento es incalculable, pues los trastornos depresivos interfieren con la rutina cotidiana y provocan sufrimiento no solo a quienes lo padecen , sino también a sus seres queridos.

Los docentes todavía son los responsables por el desempeño de los estudiantes.
La clase invertida pone la responsabilidad del aprendizaje en manos de los estudiantes. Esta es una idea que vale la pena fomentar, pero que desafortunadamente se estrella en el momento con la exigencia que en el tema de responsabilidad se hace a los maestros en todo el mundo. Se espera que los maestros sean los expertos, que educan a los estudiantes y son responsables de evidenciar lo anterior, mediante la aplicación de pruebas estandarizadas; cuando en realidad cada estudiante debería ser responsable por aprender y ser responsable de propio aprendizaje. Esto significa que debíamos enfatizar menos la aplicación de pruebas estandarizadas y más, el aprendizaje en base a proyectos e indagación. Hasta que se lleve a cabo este cambio de pensamiento o paradigma, el concepto como la clase invertida no podrá funcionar efectivamente.
Como sociedad, necesitamos enfocarnos más en reformar los niveles fundamentales de la educación. Requerimos ajustar nuestra forma de pensar sobre la educación, no solo sobre la apariencia de ésta.
Necesitamos impulsar la educación hacia delante y no hacia los lados. Hasta que esto suceda, la clase invertida y conceptos similares a esta, continuarán moviendo los procesos educativos sobre la misma senda en lugar de saltar sobre esta.